Sequere, día 18
22/6/2022 ◎ Last update: 27/03/2023 20:02 ◎ walkingsequereruinsmemoryCelesteReynaprojects
La ruta cap a Fayó antic. Foto: Celeste Reyna
Llevamos tiempo sin dar noticias desde la ruta, así que aprovecho un rato libre para hacer un resumen un poco apresurado de los episodios anteriores. La ola de calor nos ha obligado a largas jornadas de camino y el tiempo para las redes ha sido muy poco.
Celeste y yo llevamos ya 18 días caminando juntos. Celeste Reyna es una compañera/colaboradora/caminante imprescindible en el desarrollo de la travesía. En Amposta, coordinó la caminata comunitaria con profesoras y estudiantes de la escuela de arte Esardi (aula de pintura y mural) y profesionales y usuarios/as de la Fundació Pere Mata T.E., transformando nuestro recorrido en un espacio colectivo y compartido (Celeste ha publicado aquí un texto y algunas imágenes del evento).
Ha pasado mucho desde que pude poner por escrito nuestros días. La ola de calor nos ha obligado a largas jornadas de camino, buscando reparo en las horas centrales del día. Desde la última vez que publiqué noticias (en Benifallet) hemos recorrido mucho territorio, quedando sumergidos en la memoria de una tierra bella y abandonada, atropellada por la guerra y la modernidad. Están siendo días muy intensos, y no solo por los quilómetros acumulados y las temperaturas elevadas, sino también por los encuentros, las experiencias y el ocurrir (ruinoso) de la historia que se despliega antes nuestros ojos. Un libro que vamos leyendo con nuestros propios pasos.
Por la mañana del 11, William Truini se unió a nosotros en Benifallet y caminamos juntos hasta Mora d’Ebre, pasando por Miravet (el Palau, el castillo, la fiesta de las cerezas). Pueblos en vía de despoblación que tienen la belleza de lo decadente y la tristeza del abandono. Mora luce una belleza de otra época que me hace preguntar cuál habrá sido su “edad de oro”. ¿Quizás antes de la guerra civil? De la guerra hay muchas marcas, visibles e invisibles. A mis ojos las tierras de las comarcas del Ebro parecen no haber salido del trauma de la guerra, en un lento y constante abandono, antes por parte de fugitivos y exiliados, luego por parte de las instituciones. Un territorio mausoleo sacrificado para la industria eléctrica, un enorme cementerio hacia el cual todavía parece que nadie quiera mirar.
El día 13 de junio fuimos de ruta con Maite Hernández de Terra Enllà. En Mora visitamos lugares emblemáticos de la guerra, para luego ir al memorial de Camposines y a Corbera d’Ebre. Fue un día emotivo, cargado de historia y relatos. Estas mismas tierras en los días siguientes arderán otra vez, y otra vez las bombas explotarán, quemadas por el fuego. Me sorprendió observar que saliendo de Mora no hay indicación alguna para el memorial. No hay ninguna información, ninguna señal hasta llegados al monumento. ¿Quién quiere realmente recordar en esta tierra? ¿Y qué se quiere recordar? ¿Cómo se puede mirar hacia el futuro, ignorando al pasado?
De Mora a Vinebre el camino al lado del río es verde y frondoso, por lo menos hasta el búnker de Reguers, no lejos de Ascò. La central nuclear es uno de los grandes traumas eléctricos que está sufriendo todo el territorio. Paneles solares, pantanos, centrales eléctricas y nucleares, parques eólicos… un territorio que genera riqueza de la que no goza: como nos cuentan María Jesús y Josep, quienes jamás abandonarían su tierra, la misma central fue “pan para hoy y hambre para mañana”.
En Flix, en plena ola de calor (42º) tenemos la oportunidad de visitar el refugio antiaéreo n. 1 gracias a la guía de Alex, que nos hizo de anfitrión. Entre otras cosas, nos contó sobre el miedo de su abuela y la investigación histórica de su hija, enseñándonos este hilo de la memoria que une las tres generaciones.
Este mismo día cruzamos el paraíso en la reserva natural de Sebas, en la cuál vivimos momentos suspendidos en el tiempo. El rifugio, la reserva, las presas, el pantano…
Un día de descanso en la orilla del pantano de Riba-roja y otra vez a caminar. Trincheras, ermita del Berrús y luego 25 quilómetros de asfalto bajo un calor infernal. Día siniestro, cargado de humo y con olor a cenizas de los incendios en el horizonte. El agua parecía evaporarse dentro de las botellas. Aquel día acabamos llamando al camping Port Massaluca para que nos vinieran a buscar (eternamente agradecidos). En la frontera con Aragón, al lado de la desembocadura del Matarraña, el camping ha sido reparo ante las temperaturas extremas y base para nuestra inmersión en las historias de pueblos sumergidos.
En la franja, tierra de la batalla del Ebro, está Fayón, famoso por el campanario emergiendo desde las aguas del pantano. Tiene un museo dedicado a la batalla provisto de muchos materiales originales. Es una referencia sobre el tema y cada año recuerdan la batalla en una recreación de los acontecimientos. Todo allí impacta. Nos guía Aitor García, joven historiador, un pozo de información.
El 19 de junio el incendio de Nonaspe no ha sido controlado y los Aüts parecen estar cerrados, así que decidimos subir a Mequinensa en barca, acompañados por Ivan. Fayón, Mequinenza, el pantano de Riba-roja… La historia del pantano y de estos pueblos son historias trágicas que marcan un cambio de época, que nos hablan de la destrucción del mundo rural, del progreso y de la brutal entrada en la modernidad (sin hablar de la especulación y de la violencia franquista en el desalojo de los pueblos).
En Mequinenza tenemos un registro de Jose Antonio que, en mequinensà, nos habla de los diferentes dialectos de la franja, territorio hibrido entre Aragón y Cataluña: un aiguabarreig de idiomas, como el nuestro. El 20 de junio dejamos el Ebro a Mequinenza y subimos el aiguabarreig Segre-Cinca hasta La Granja d’Escarp donde nos encontramos con el Segre. Desde allí, cap amunt. El territorio va cambiando. La frondosidad de las orillas del Segre, los frutales, el reciente incendio en las afueras de Seròs…La bienvenida del pueblo ha sido especial, nos regalan fruta y un grupo de criaturas nos ofrecen ayuda y nos preguntan curiosas sobre nuestro andar.
El día siguiente, Aitona, Soses y Torres del Segre, adonde nos sorprende la tormenta. Agua bendecida, después de una semana caminando con más de 40 grados. En Torres nos recoge bajo la lluvia Pilar, que nos acerca a Alcarràs.
En estos dieciochos días son muchas las charlas y las reflexiones, los encuentros y las memorias. Y muchas las y los cómplices, personas amigas que nos acompañan y ayudan. Estamos llevando el agua del rio y con ella toda la historia y los encuentros que recopilamos. Queremos agradecer a todas las personas que nos han acompañado y especialmente a quien nos cuidó durante el camino: William, Aurelio del Palau Miravet, Maite Hernandez de Terra Enllà, Alex de Flix; Dolors, Adrián, Ángel, Ivan y toda la familia del Camping Port Massaluca; Aitor, Manel, Oksana y familia en Fayón; Jose y las “chicas de oro” de La Granja; Gloria Jove, Gerard Plaza y el ayuntamiento de Seròs; la canalla de Seròs, los regaladores de frutas, Pilar de las Torres del Segre y Jordi Siscart de Can Peixan en Alcarràs… (y seguro que me estoy dejando alguien por el camino).
En Lleida, encuentro con Anselm Ros al IEI, cambio de materiales, descanso y revetlla. Con el solsticio de verano celebramos nuestro camino.
Mañana en ruta otra vez.
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