Sequere, la entrega
27/7/2022 ◎ Last update: 20/03/2023 12:15 ◎ walkingsequereruinsmemoryCelesteReynaprojects
La entrega del agua del Segre. Foto: Celeste Reyna
Precipitados en la urbe, dejamos en suspenso el tramo final de travesía. Ahora, todavía flotando en el espacio-tiempo, desconcertados frente al Homo urbanus, compartimos los últimos momentos del viaje.
El pasado 20 de julio entregamos el agua del Delta del Ebro a la fuente del Segre, después de 44 días de camino. Con el agua entregamos lo vivido y registrado, la memoria de lo que fue, de lo atravesado por nosotros y por la misma agua en su recorrido de ida y vuelta. Fue un ritual de reparación y al mismo tiempo un acto de renovación.
A cuatro días del final del recorrido, Celeste y yo salimos de Puigcerdà y cruzamos la frontera para dirigirnos hacia Llivia, Saillagouse, Llo, Gorges del Segre, Refugi de La Culassa y por último –tres días después– els Clots del Segre. Entre Llivia y Saillagouse se unieron a caminar con nosotros Albert, Mireia y el pequeño Jan. Nos alegró caminar un tramo del recorrido acompañados por el bebé y por la fuerza simbólica y esperanzadora de sus diminutos pies.
Pasado Llo, cambiamos de realidad al atardecer, subiendo_les Gorges del Segre_ mientras el río bajaba con energía, cada vez más joven y estrecho. La consistencia del tiempo se iba transformando, el desnivel aumentaba y nuestro camino se hacía lento y pausado. Entrábamos en otra dimensión, allá donde encontraríamos la fuente de la vida destellando al sol.
El Segre nace susurrando de un modesto montículo de piedras en un lugar rico de topónimos: els Clots del Segre, que están en el Circ de la Culassa, en la vertiente norte del pico del Segre, en Alta Cerdanya francesa. Incrustada en la montaña, al ras de las rocas, reconocimos la fuente, ocupada por una comunidad de caballos reunida alrededor del agua. Durante aquellas 24 horas, sumergidos en un silencio roto por el sonido de sus campanas, compartimos con los caballos la pradera dels Clots del Segre, aprendiendo a conocernos y a consensuar el uso de la fuente.
Al final del viaje, habíamos llegado al origen. Pero no solo al origen del río, sino al origen del tiempo y del espacio, allá donde una mujer y un hombre han llevado la historia de la humanidad, con sus miedos y sus esperanzas. La entrega del agua no se limitó a un gesto, fue un dia entero conectando con lo vivido, habitando el lugar y siendo parte de ello. Nuestra lenta ascensión hacia la fuente, a los 2.400 m/sm, parecía habernos llevado al paraíso, después de un largo recorrido geográfico, histórico y vivencial que nos hizo pensar en Virgilio y en su viaje, atravesando un torrido infierno de bosques quemados y un purgatorio desmemoriado.
Llegamos a Nuria después de 750 km. Estamos bien en nuestra nueva piel de nómadas: «¿hacia dónde queremos ir ahora?».
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- Marco Noris, visual artist - Sequere (La Entrega, act II)
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